viernes, 4 de marzo de 2011

Obstáculos.

Choco contra el muro, reboto, me duele, pero me levanto y sigo insistiendo. Me canso, pienso en no chocar más; no he abierto una sola grieta y me voy frustrado. Descanso, recupero energías, olvido por qué me frustré y vuelvo a la carga. Repítase n veces. Ahí está resumida la historia de mis últimos meses. 

A veces nos encontramos obstáculos para lograr lo que queremos y nos cerramos tanto de mente que se nos olvida que hay diferentes caminos que llevan a un mismo punto. A veces ese embudo mental nos hace obsesionarnos e insistir en acciones que no van a ninguna parte. Tomamos las peores decisiones de entre las opciones que tenemos y no solo dejamos de avanzar, sino que a veces hasta perdemos lo que hemos recorrido.

Soy partidario de luchar por lo que se quiere, a muerte y sin descanso, siempre y cuando valga la pena el sacrificio. Hay una vaga línea que marca la frontera a la que debe llegar la insistencia, pero que, precisamente por fina que es, se borra un poco cuando entran en el juego algunos factores. No me extenderé, sólo nombraré dos de ellos.

Por un lado está ese pequeño grado de malcriadez que todos guardamos dentro. A veces tenemos más ganas de probar que podíamos lograr lo que nos propusimos que de aprovecharlo una vez alcanzado. A veces hacemos cierto aquello de que se desea tanto algo que olvidamos para qué lo queríamos. Se que en algún punto de la vida todos habremos desechado en un momento el trabajo y esfuerzo de mucho tiempo.

Por otro lado está el valor emocional del objetivo trazado. Aquí no hay mucho que explicar, las emociones tienden a cegar la razón, hacernos desconocer límites y controlar nuestras acciones de la manera menos adecuada. Si bien algunas veces esos actos irracionales  llevan al resultado deseado, la mayor parte del tiempo terminamos haciendo cosas que lamentamos. 

En definitiva, chocar contra muros, por descuidos o simple terquedad, es algo que a todos nos pasará al menos una vez. Rebotar e insistir a veces es una opción. Aprender cuándo parar es una obligación. Ser tercos y hacernos daño, ya es otra historia, y de tan mal escrita que está, debe ser editada.

Neo.

Pd. De verdad espero sus comentarios aquí o en facebook, twitter (vía @Ernesto_Leon), messenger, mensaje de texto, personalmente, como prefieran
Pd2. Escrito bajo un dolor de cabeza nada normal, posiblemente corregiré un par de cosas cuando se me pase.

6 comentarios:

  1. no, esto esta bien.. claramente.. mejor imposible y bueno razon por todos lados... uno siempre dice verga q hago o q tengo.. hay esta el secreto q muchos no sabemos... en mi caso.. no sabia

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  2. Hermanito. El primer párrafo prácticamente me define. Y un señor no muy conocido dijo una vez que "la definición de la locura es creer que haciendo siempre lo mismo tendrás resultados diferentes".

    Siempre he pensado lo que usted dijo en ese primer parrafo, hay mil maneras de llegar a un objetivo, pero siempre elegimos las 2 peores: La que no funciona y en el mejor de los casos, la más dificil.

    Estaba pensando yo en escribir algo así pero ya que se adelantó... Suerte es que le digo.

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  3. La vida me ha enseñado que el arcoiris solo se dibuja en el cielo después de las lluvias.

    En la vida, siempre llegaran al blanco O al negro, sin más, y si en algún momento se tornó de un color diferente, fue un simple camino con un mismo fin; anticipado, advertido, conocido...

    De nuestra parte, sólo de nuestra parte, está identificar la nitidez de los colores y definir cuál será el final de la historia.

    Algunas veces (lo que muchos llaman experiencia, que no es más que un error cometido sin ganas de volverlo a cometer), el camino indefinido al inicio nos enseña a identificar un posible color después, pero eso es al inicio... Ya después los OBSTACULOS son más fáciles de reconocer y más sencillos de evitar...

    Conociendo las características de un blanco, o un negro en nuestras vidas!

    Te Quiero Padre!!!

    Siempre me gustarán tus escritos, siempre!!! Este es uno de esos!!!

    Tu hija chiquitica!

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  4. Las emociones tienden a cegar la razón, hacernos desconocer límites y controlar nuestras acciones de la manera menos adecuada. Esto me llego *-*
    Me encantaa.. sigue asi.. exitos :* <3

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  5. En definitiva, chocar contra muros, por descuidos o simple terquedad, es algo que a todos nos pasará al menos una vez. Rebotar e insistir a veces es una opción. Aprender cuándo parar es una obligación. Ser tercos y hacernos daño, ya es otra historia, y de tan mal escrita que está, debe ser editada.

    Tranquilo, agarralo suave...
    ESTE TIPO ES LO MAXIMO.

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  6. Todo choque va de la mano con las emociones, todo en esta vida va de la mano con las emociones por eso deberiamos aprender a manejarlas pero siempre nos dejamos llevar por ellas y terminando haciendo las cosas de maneras q no pensamos...

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